Quienes trabajan como terapeutas o coach suelen decir que la mayoría de inquietudes y conflictos que tratan en sus consultas tienen muchas similitudes entre sí. Que, al fin de cuentas, todo se reduce a un par o tres de cuestiones fundamentales. Sin ir más lejos, en el primer post de este blog hacía una reflexión sobre la conclusión a la que había llegado en relación a este tema tras ejercer durante cinco años como coach.
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Dicho esto, quiere matizar mis palabras. Una cosa es la observación exterior que hacemos de una realidad y otra, bien distinta, la experimentación que cada individuo tiene sobre su propia realidad. Ahí, en la emoción generada por esa realidad, es donde reside la exclusividad del ser humano. Un mismo hecho es vivido y sentido de formas diferentes por cada uno de nosotros. Entender este rasgo, en mi opinión, es entender nuestra naturaleza única, irrepetible y exclusiva. No hay realidades buenas o malas, sino maneras diferentes de experimentar una determinada realidad.
De ahí la importancia de la toma de conciencia. Cuanto más sepamos de nosotros mismos, cuanto más nos conozcamos en relación al mundo que nos rodea, mayor será nuestra capacidad para no depender de él a la hora de encontrar la fuente del Amor y, por tanto, del bienestar.
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